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Migrantes: ¿porqué nuestros hijos se van?
¿Por qué nuestros hijos se van?

El Sr. Juan Francisco Alvarez Tequen en el distrito de Chongoyape localidad de Tierras Blancas Perú canta en vivo “El provinciano”

El Provinciano

Las locas ilusiones me sacaron de mi pueblo
y abandoné mi casa para ver la capital.

Cómo recuerdo el día, feliz de mi partida;
sin reparar en nada, de mi tierra me alejé.

Y mientras que mi madre, muy triste y sollozando
decíame: hijo mío, llévate mi bendición.

Ahora, que conozco la ciudad de mis dorados sueños
y veo realizada la ambición que en mi querer forjé,
es cuando el desengaño de ésta vida me entristece
y añoro con dolor mi dulce hogar.

Luché como varón para vencer y pude conseguirlo
alcanzando mi anhelo de vivir con todo su esplendor
y en medio de esta dicha me atormenta la nostalgia
del pueblo en que dejé mi corazón.

Laureano Martínez Smart

 
vals interpretado por
Luis Abanto Morales
 
LOS MIGRANTES DE VILLA EL SALVADOR
¿Por qué nuestros hijos se van?

Walter Montañez Vargas
www.vecinodeves.blogspot.com

Quién no tiene un amigo o familiar fuera de Villa El Salvador, que salieron del Perú, huyendo de la pobreza, como lo hicieron nuestros padres, década del 60 y 70, cuando migraron del interior del país hacia la capital buscando satisfacer sus necesidades básicas (alimentación, vivienda, educación, salud y trabajo), que lo encontraron. Abanto Morales, sintetiza lo acontecido, en ese tiempo, con su canción "El provinciano": "Las locas ilusiones me sacaron de mi pueblo y abandone mi casa para ver la capital. Como recuerdo el día, feliz de mi partida; sin reparar en nada, de mi tierra me aleje…".

Nuestros padres, jóvenes en ese entonces, no les interesaban emigrar fuera del Perú, solamente se afanaban en llegar a la capital, pues en Lima, podían encontrar, todavía, un trabajo digno, y un espacio, del Estado, en el cual edificar su vivienda, caso de Villa El Salvador y otros distritos. En esa época cualquier labor que hacían nuestros padres, en Lima, sea como obrero, o como trabajador ambulante, garantizaba el bienestar de su familia. Es decir el hambre no tocaba la puerta de la casa, como ahora. Bien dice, mi anciano padre: "antes, con mi salario, que era el mínimo, se comía bien; incluso se tomaba "lonche". Recuerdo, cuando, yo, era niño, todos los domingo salíamos a pasear con la familia, bien asistiendo al Coliseo Nacional, ubicado en el Porvenir (La Victoria) para deleitarnos con la música de Pastorita Huaracina, o asistir al "Cachascán" y disfrutar con la lucha libre de "Manolo Moza"," Butcher", "Yanqui". En ese aspecto, puedo decir, el salario de mi padre alcanzaba hasta para divertirnos, lo que no se puede hacer, hoy, con el salario mínimo.

Ahora los tiempos han cambiado, existen pocas oportunidades para desarrollarse. Por eso, los jóvenes, hijos nuestros, profesionales o no, para huir de la pobreza y del desempleo, emigran masivamente fuera del Perú, ilusionados, como lo fueron sus abuelos cuando salieron de su pueblo natal hacia la capital. La salida de los jóvenes hacia otros lares, buscando un mejor porvenir, es penoso para los padres, tal es así, que la partida de un hijo es como si a uno le desgarraran parte del cuerpo.

Los jóvenes migrantes, en la actualidad, vienen siendo perseguidos, maltratados y discriminados. La civilización occidental no los quiere (xenofobia), los considera como "estorbo" y "lacras sociales", por lo cual, les obligan a regresar a su país de origen. En la Unión Europea (UE) y EE.UU se implantó una política migratoria que criminaliza a todo migrante ilegal mediante el encarcelamiento. En EEUU, nación que se constituyó, en el siglo XVII-XVIII, con migrantes, a la vez que expulsa al migrante, del siglo XXI, se les confisca sus propiedades. El derecho a la vida, a la supervivencia, de los desplazados, no cuenta para la civilización occidental.

Vemos, pues, el egoísmo, de los países del primer mundo, que no quieren compartir y/o retribuir, su opulencia con los desvalidos (migrantes). Estos países, gracias a la extracción (o robo) del tesoro del imperio incaico pudieron salvar, en ese entonces, su civilización. Este latrocinio continuó con la independencia del Perú, con la venia de los gobiernos de turno, al permitir que las potencias occidentales siguieran amasando riqueza, astronómicamente, con la explotación y depredación de nuestros recursos naturales, dejando a su paso pobreza y miseria. Según la FAO (organización de Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación) en el mundo mueren diariamente de hambre 100,00 personas. Y una persona de cada 6 en el planeta está subalimentada.

Debemos recordar, los primeros hombres, de las cavernas, gracias a la solidaridad que mostraban entre ellos pudieron sobrevivir en un mundo inhóspito. Se unieron para defenderse y compartir la comida. Si hubieran tenido la conducta humana del siglo XXI, egoísta e individualista, el hombre hubiera desaparecido en sus comienzos, de la faz de la tierra. Por consiguiente, la solidaridad entre los seres humanos, es la única vía de la especie humana para que se conserve a lo largo del tiempo. Esto, no es garantizado por el sistema inequitativo de la civilización occidental, pues su modelo de desarrollo se basa en la ideología liberal que es inhumana.

Teniendo en cuenta que las sociedades del primer mundo funcionan bajo el principio: "El mercado es el único que asigna los recursos". Entonces ¿Por qué no dejan que la ley del mercado laboral regule la oferta y demanda de la mano de obra? Y no que el Estado intervenga, en el mercado, expulsando a los migrantes. En ese aspecto, podemos decir, existe una hipocresía descarada por parte de los gobernantes de la UE y de EE.UU, pues solamente divinizan al "Mercado" cuando es de su conveniencia. Por otro lado, si con la globalización, los bienes, servicios y capitales circulan libremente, sin fronteras, ni barreras que lo impidan. Entonces, de la misma manera ¿por qué no circula libremente la mano de obra, que es un recurso humano para la producción? ¿Dónde queda la economía global?

Villa El Salvador (VES) cuenta con decena de cientos de jóvenes que salieron al extranjero. En estos momentos vienen siendo maltratados e inclusive comienzan ser encarcelados por los países del primer mundo. En ese sentido, el pueblo de VES y sus autoridades políticas deben solidarizarse con ellos, no podemos dejarlos abandonados a su suerte. Ellos, con las remesas de dinero que le hacen llegar a sus familiares contribuyen también con el desarrollo del distrito.
 

Desde Sidney - Australia

.. Bueno, mi familia fue una de las historicas "invasoras" del inmenso arenal que fue Villa (...) en los comienzos de la decada de los 70. Yo probablemente tenia 5 o 6 años en ese entonces y aún vividamente recuerdo preguntandole a mi mama:

    "Mami donde esta la casa?" Y ella respondiendo : "Hijo, estas parado en ella".

    Sin lugar a duda fue un rudo despertar a la realidad de ser pobre en este mundo. Tambien recuerdo gente delimitando los espacios de arena con el uso de cal y usando esteras como primer simbolo de "nuestra casa". (...) no recuerdo sentirme triste o preocupado por no tener una casa de material noble, creanlo o no, aúnque las memorias de mi infancia son probablemente diferentes de mucha gente, (...) la mayor parte de ellas son de alegria y felicidad, jugando futbol sin zapatos o rodando de la cima del cerro con mis amigos (enterrandonos).

(Julio Montufar, Sydney - Australia)

 

Desde Montreal - Canada

.. Luego de crecer en Villa, lleno de vida, de creatividad, de espacios abiertos, de amigos en la cancha, en el cole, en el teatro, en la iglesia, en constante contacto con la gente, gente que a veces venia de lares muy lejanos, con mochilas a visitar la ciudad mensajera de la paz, alcaldes del mundo, idiomas que se encuentran en sonrisas, en bailes, se convierten en amistad, como no pensar en preguntarnos si nosotros los mirados, los visitados podiamos salir.

Conocer otros paises, visitar a los amigos, hablar otros idiomas, crecer, si crecer como personas, como seres humanos, con el derecho de juntar nuestro dinero y darnos un viaje aún si soy considerado pobre, no apto para viajar, por las oscuras ventanas de los diferentes consulados.

(Miguel Almeida, Montreal - Canada)

 
 
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