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Emperatriz
    A los dieciseis años Emperatriz era muy hermosa, tenia largo pelo rojo, ojos verdes y un monton de pecas. Todos estos elemento eran el recuerdo de un amor fugaz, entre su abuela y un ingles, dueño de una mina de carbon, allà en el valle de Macate de donde procedia su madre. Emperatriz habia estado de interna en un institudo de monjas hasta acabar segundaria, despuès habia ido a vivir con su madre y su padrastro en el sexto sector de Villa El salvador. En esta temporada merodeaba por el Centro, buscando cursos de formaciòn, amigos y un ambiente donde poder desfogar la gana de vivir, que los años de internado no le habian permitido sacar afuera. Por las tardes era la primera en llegar, se sentaba a mi lado y me convesaba de su vida. Al comienzo timidamente, con un poco de recelo y pasando los dias y aumentando la confianza con detalles y pormenores. Era como un rio que hubiera desbordado, imposible hacerla callar :
    Si, vivia con su familia, tenia tres otros hermanos pequeños.
    Su madre era muy buena, siempre habia ido a verla cada mes, claro despuès que se habia casado, no tenia mucho tiempo, la casa, los niños..
    Su padrastro muy buena gente, la trataba bien, recien lo habia conocido, no, nunca habia ido al colegio.
    Antes no podia estar en la casa, era pequeña, sus padres trabajaban todo el dia, mejor el internado, allà la cuidaban bien, la educaciòn era buena, habia llevado tambièn un curso de corte y confecciòn,
    No, despuès de segundaria uno no se podia quedar, su mamà queria mandarla a la sierra donde su abuela, pero no habia sido posible, su tio decia que era mucha responsabilidad.
    En la casa ayudaba con los mas pequeños, por la mañana tambièn cargaba las cosas del puesto de sus padres y despuès volvia para preparar el almuerzo, si pues ayudaba, lavaba la ropa, y un poco le cocia unas cositas a una vecina, su mamà con esta plata les compraba los utiles a sus hermanos, Bueno y tambièn allà entraba su comida.
    No, no tenia amigos, pues recièn llegaba, todo era nuevo. Pero claro que queria estudiar, por esto allà estaba, queria ser peluquera, pero le gustaba estudiar frances.
    Poco a poco en el trasfondo de sus historias iba apareciendo una profunda soledad. Pobre, pequeña Emperatriz, Villa El Salvador, el sexto sector y su propria familia eran grandes y ajenos. Hablaba para llenar los huecos de su alma, buscaba alguien que estubiera listo en escuchar su voz y su risa, tal vez porque en su corta vida, nadie se habia sentado con ella para ayudarla a entender quien era y quien queria ser.
    Una tarde apareció, con una insolita animación y un brillo raro en los ojos. Habia conocido un muchacho, un vecino, la habia acompañada al mercadito de sus padres y le habia invitado un marciano. Las tardes siguientes fueron llenas de los relatos de los paseos, de las sonrisas y de un nuevo sentimiento : la ternura ; que probablemente nunca habia conocido antes. Si, era amor...todas las caricias que nunca habia recibido, todos los abrazos que siempre habia deseado, por fin los habia encontrado.
    Desapareciò. A la semana regresó tranquila, con una mirada mansa y una sonrisa rara.
    Me contó que se habia fugado con el joven, sus padres no querian que saliera con èl, y los dos se habian ido a la casa de un tio de èl en la Parada. Ahora todo se habia arreglado, vivia en casa del novio con la madre de èl. No, sus padres al comienzo se habian amargado, pero al final habian dicho que ya que las cosas estaban hechas, mejor que vivieran juntos. La madre de èl era muy buena, ella ayudaba en la casa, lavaba la ropa, preparaba la comida. Por un tiempito no iba a venir a clase, hasta que èl encontrara un trabajo, no tenia tiempo. Si, se iban a casar, Si, estaba feliz, muy feliz....
    No la volvì a ver y una mañana de seis años despues cruzó la puerta del Centro una mujer, tenia un niño en la espalda, otro agarrado a la falda y una tercera iba detras chupandose un dedo. La mujer me mirò y se acercò, con voz timida me saludò y me peguntò donde estaba la radio. Estaba para dirigirla a Don Cuadros el guardian, cuando su pelo rojizo y sus apagados ojos verdes me trajeron a la memoria la hermosa niña Emperatriz . Dudè, porque esta mujer era el fantasma de la niña que yo conocia : su edad era indefinible, su mirada sin color y su pelo sin brillo ; su pinta era de tebeciana y las criaturas que iban con ella tenian la carita triste de viejito de los desnutridos .
    "Si, se acuerda de mi ? me han dicho que la radio ha dado la direcciòn de un cura que ayuda con alimentos a madres solteras, donde puedo preguntar ?"
    La llevè hasta la radio y me fuguè.
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