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1996
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El autocenso del 1973

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Antonio Zapata Velasco

Extracto desde: Sociedad y poder local : la comunidad de Villa El Salvador

En 1973, cuando se tomó un auto censo comunal, la población había llegado a 103,334 personas, lo que significaba un aumento de 30% en un año.
Según las escasas cifras que se conservan del censo de 1973, el 90% de los pobladores eran menores de 40 años y el 70% estaban por debajo de 30 años. Ocurría que en VES, y en todo el Perú, cada día había más jóvenes. Desde el censo de 1940 en adelante, venía creciendo la participación de la población menor de 14 años en el total de la población peruana.

Este crecimiento significaba la ampliación de la base de la pirámide de edades a lo largo de treinta años consecutivos, provocando un proceso de rejuvenecimiento de la población en el Perú. En el caso particular de VES, la juventud relativa era inclusive mayor a la nacional, porque los fundadores eran personas que estaban dejando las casas de parientes o paisanos, donde hasta entonces habían vivido como agregados. Se trataba entonces de parejas que recién comenzaban, integradas por adultos que mayoritariamente andaban en su segunda década de vida, muchos aún sin hijos o acompañados por chicos muy pequeños. Así, uno de los escasos adolescentes de la primera hora, Julio Ramos, recuerda que estaba casi sólo sin compañeros de su edad.

El cuadro Nº 8 compara el tipo de familias en Miraflores, Surquillo y VMT (Villa Maria del Tiunfo).

Así, encontramos que el cuadro Nº 8 establece el notable predominio de la familia nuclear en todo Lima. Resulta que en el Perú siempre se ha considerado que la pareja que recién se constituye debe vivir en una casa propia y nunca ha sido habitual pasar un tiempo largo en casa de alguno de los padres.
La costumbre de la casa propia viene desde el campo, donde al producirse un matrimonio los parientes de ambos lados colaboran en la construcción de una vivienda índependíente. Por ello, entre los campesinos peruanos no ha predominado la familia extensa, que más bien pertenece a otras latitudes. En el Perú, entonces, el vivir como agregado en casa de un pariente siempre se ha considerado una situación transitoria. Esta costumbre había llegado del campo a la cíudad.

Este crecimiento significaba la ampliación de la base de la pirámide de edades a lo largo de treinta años consecutivos, provocando un proceso de rejuvenecimiento de la población en el Perú. En el caso particular de VES, la juventud relativa era inclusive mayor a la nacional, porque los fundadores eran personas que estaban dejando las casas de parientes o paisanos, donde hasta entonces habían vivido como agregados. Se trataba entonces de parejas que recién comenzaban, integradas por adultos que mayoritariamente andaban en su segunda década de vida, muchos aún sin hijos o acompañados por chicos muy pequeños. Así, uno de los escasos adolescentes de la primera hora, Julio Ramos, recuerda que estaba casi sólo sin compañeros de su edad.

Según el autocenso comunal de 1973, la mayoría de los fundadores eran provincianos, ya que el 80% había nacido fuera de Lima. Esto concuerda con la mayor parte de las historias orales a las que se puede acceder. Pero quisiera también resaltar que eso significa que uno de cada cinco era limeño, lo que no es desdeñable, y que posiblemente correspondía a niños, hijos de padres campesinos mígrantes. Del total de provincianos, la mayoría habían nacido en la Sierra, que era el punto de partida del 62%, mientras que el 35% eran costeños y el 3% venían de algún departamento de selva.

En el grupo de originarios de la Sierra destacaban dos grandes núcleos. En primer lugar los provenientes de los departamentos sureños: Puno, Cusco, Abancay, Huancavelica, Ayacucho y Arequipa. En éstos había nacido el 37% de los fundadores de VES. El punto es importante porque éstos son los departamentos conocidos como la mancha indígena, en los que históricamente se asentaba la mayor parte de los campesinos quechuas y aymaras que vivían en haciendas o en comunidades.

Interesa destacar el hecho puesto que en la historia de VES aparecen elementos de continuidad con esta tradición campesina.

Igualmente había otro núcleo regional significativo, proveniente de Ancash, donde el año anterior se había producido el terremoto más devastador que el Perú haya sufrido en lo que va del siglo XX. A consecuencia de este sismo, gran cantidad de desplazados ancashinos se hallaban en Lima y vieron en VES una oportunidad para volver a instalarse en forma independiente. Por ello los ancashinos constituían la segunda mayoría, alcanzando el 11% del total.

Ahora bien, provinciano no significaba recién llegado del campo; por el contrario, la mayoría tenía cierta experiencia urbana. Según el censo, el 96% había vivido en algún otro barrio de Lima inmediatamente antes de mudarse a VES. Su trayectoria intraurbana queda clara puesto que el censo indica que el 77% provenía de algún distrito del casco consolidado, y sólo el 19% venía de otra barriada. Así, se revela que la barriada de aquel entonces no era lugar de llegada de los mígrantes, sino que correspondía a una segunda etapa de su experiencia urbana.

El autocenso de 1973 indica que un poblador de cada cuatro declaraba tener algún empleo. Esta proporción parece algo baja y debe explicarse por reticencias de los encuestadores a considerar algunas ocupaciones eventuales, sobre todo cuando se trataba de población femenina. Sea como fuere, el censo indica que del total de trabajadores, el 47% era independiente y el 53% tenía trabajo como dependiente en alguna empresa.
El número de trabajadores independientes crecería significativamente en los años siguientes, como veremos más adelante.
Pero interesa resaltar que incluso en aquellos días iniciales, cuando la industria moderna en Lima se expandía a un ritmo superior a los posteriores, en VES los trabajadores por cuenta propia ya eran bastantes y comprendían casi la mitad de la fuerza laboral.


El cuadro N. 9 muestra las ocupaciones registradas por el censo. No es un cuadro perfecto, porque obreros y artesanos aparecen juntos constituyendo la primera mayoría. Además, hay que tomar en cuenta que los trabajadores de la construcción civil eran el tercer grupo y que ellos también deben ser considerados obreros, por lo que sería ideal conocer cuántos obreros trabajaban en el sector moderno y cuántos eran artesanos, pero la lista no permite hacer esos cálculos.

Los comerciantes, segunda mayoría de esta lista, se mantendrían bastante estables numéricamente a lo largo de los años. Finalmente se encuentra un sector de trabajadores agroopecuarios, que en realidad eran criadores de chanchos y a quienes interesa retener porque posteriormente desarrollarán una de las zonas más prometedoras de VES. El balance que se desprende de esta fuerza laboral es que correspondía a trabajadores manuales, posiblemente en los trabajos menos calificados de la ciudad y con un alto grado de precariedad y falta de estabilidad en sus empleos.

La ubicación de estos trabajadores en los empleos urbanos menos calificados se reforzaba por su grado de escolaridad, que aparece en el cuadro Nº 10. Allí encontramos que sólo el 1.5% tenía educación superior a la secundaria, mientras que el 8.5% de los adultos eran analfabetos. Estos últimos no eran tantos, lo que revela que para aquel entonces la escolaridad básica ya había avanzado bastante en las provincias rurales. Pero, si bien los analfabetos no eran demasiados, interesa destacar que eran cinco veces más numerosos  que los universitarios.

No obstante, ni analfabetos ni universitarios eran las categorías principales porque la gran mayoría de los adultos se ubicaba en los niveles intermedios. Aunque sobre. todo en la primaria, ya que el 62% sólo había alcanzado ese primer nivel de escolaridad y apenas la cuarta parte de los adultos había llegado a la secundaria. Entre niveles poco calificados de empleos y escolaridad básicamente primaria había una correspondencia bastante alta en aquel momento.

El censo de 1973 también revela que el 70% de los trabajadores se empleaban fuera de VES. Este dato debe ser analizado junto a las dificultades del transporte en aquel entonces.

En efecto, durante los primeros años sólo había una salida para llegar a Lima. Era un camino apenas enripiado, con tantos baches y obligaba a tal demora, que muchas veces los escasos omnibuses se negaban a transitarlo. Así, en ocasiones había que iniciar el viaje caminando, porque sólo tres kilómetros fuera de VES se encontraba la primera avenida asfaltada, la Pachacutec, que conectaba primero con los otros distritos barriales del sur y 25 km. después recién aparecía el centro de Lima. Eso hacía que el viaje al centro durara hasta tres horas.

Debido a lo alejado de los centro de trabajo, durante el primer año muchos trabajadores dormían en Lima durante la semana e iban a VES sólo para los fines de semana. Así, durante ese año de la fundación en VES se veían muchas más mujeres que hombres participando de la primera instalación urbana. Esta Situación era más marcada durante las horas del día, cuando los escasos hombres estaban ausentes y la imagen que aparecía ante el observador era el de una colmena femenina acarreando desde agua hasta materiales de construcción, incluyendo el cuidado de los hijos y la preparación de los alímentos.

La relación entre hombres y mujeres permite tratar un punto adicional que contribuye a mostrar el perfil de la sociedad de fundadores. El gráfico Nº 4 muestra el índice de masculinidad para distintos distritos de Lima, donde queda claro que los distritos barriales estaban integrados por hombres en mayor proporción que los otros distritos. ¿Por qué estas diferencias?

En realidad no tienen nada de extrañas, porque ese diferencial corresponde a uno de los fenómenos sociales más persistentes de la sociedad urbana en el Perú, como son las sirvientas. Entonces aparece claramente el último elemento que queríamos comentar: en esta primera época de su fundación, junto con las demás barriadas, VES era un exportador neto de mujeres, que son jóvenes solteras, quienes como empleadas domésticas intentan ahorrar o calificarse educativamente para luego casarse e instalarse en la vida como familia independiente. En el caso de los barrios de clase alta, la abundancia de mujeres era tal que la situación era exactamente opuesta y así, por ejemplo, en San Isidro el índice de masculinidad era apenas de 79.28
Este punto revela una paradoja, porque resulta que a pesar de la ausencia de estas jóvenes mujeres, en las labores de instalación de la primera infraestructura urbana las mujeres de VES cumplieron un papel mucho más intenso que los hombres.
La causa de ello se hallaba en que, durante el primer año, incluso tomando en cuenta a las sirvientas, más hombres salían a trabajar fuera del barrio y las labores de organización de la vida urbana estaban en manos femeninas.
Por otro lado, el tema de las chicas muy jóvenes que salían a trabajar como empleadas domésticas subraya la intensa participación de mujeres algo mayores en las labores de la primera instalación urbana. En efecto, si las más jóvenes y solteras estaban como empleadas domésticas en otros barrios, entonces las mujeres claves de este período inicial corresponden a ese grupo de edad en su segunda década de vida, casadas hacía pocos años y madres de hijos pequeños. Así, generacionalmente hablando, los adultos jóvenes fueron el' grupo clave de los años de la fundación.

Todo ello provocó que la comunidad de fundadores fuera bastante homogénea.

A la homogeneidad generacional hay que sumarle la social porque en VES se concentró una masa de familias pobres que debido a su densidad definió la naturaleza social del barrio. En VES no había, como en casi todos los otros distritos populares de Lima, siquiera una pequeña clase media. Por ejemplo, en el mismo año de la fundación el gobierno tomó una encuesta de ingresos que se resume en el gráfico Nº 5. Ahí se muestra que el 73% de las familias del Tercer Sector de VES tenía ingresos por debajo de la canasta mínima, que el mismo gobierno consideraba indispensable para la vida en Lima.

Así, resulta que sólo el 27% estaba por encima de la canasta básica, pero inte•resa destacar sobre todo como sólo el 1%ganaba por encima de dos canastas.

Así, los datos de la encuesta confirman la naturaleza de la sociedad urbana que se estaba constituyendo: prácticamente sin clase media, integrada por vecinos igualmente pobres, algunos un escalón por encima de la sobrevivencia, y donde la mayoría se hallaba en el límite.

 

Zapata Velasco, Antonio, 1951
Sociedad y poder local : la comunidad de Villa El Salvador, 
Lima : DESCO, 1996 
379 p. : ill., maps ; 21 cm.
 
 
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